Principio activo: acenocumarol
La dosis diaria se tomará siempre en una única toma a la misma hora del día y separada lo máximo posible de las comidas.
Los factores que aumentan o disminuyen la absorción, acumulación o utilización de la vitamina K pueden interferir con el efecto anticoagulante. A este respecto, es importante que la dieta no sólo se a equilibrada sino también estable a lo largo del tiempo, sin cambios bruscos de un día para otro para poder establecer una dosis que no precise variaciones importantes de la misma.
Aquellos alimentos ricos en vitamina K, como brécol, lechuga, nabo, coles, coles de Bruselas, espinacas, y otras crucíferas pueden contrarrestar el efecto del acenocumarol.
Otros alimentos o suplementos alimenticios, como el ajo pueden potenciar los efectos adversos del anticoagulante o disminuir su efecto. Para evitar reacciones indeseables, la regla de oro consiste en mantener una alimentación estable, es decir, consumir siempre los mismos o parecidos alimentos. Téngase en cuenta que los datos conocidos proceden casi siempre de comunicaciones de casos aislados y no de estudios sistemáticos, por lo que es poco probable que sufra una influencia indeseada si mantiene una dieta regular y sin excesos.
El té verde (camelia sinensis) contiene cantidades elevadas de vitamina K, por lo que debe limitarse su consumo.
Evitar tomar zumo de grosella y/o pomelo durante el tratamiento con acenocumarol, ya que puede aumentar el efecto anticoagulante y el riesgo de hemorragias.
El consumo crónico de alcohol aumenta el metabolismo del anticoagulante, por lo que puede disminuir su efecto. Por contra, el consumo puntual de grandes cantidades de alcohol puede reducir su metabolismo y aumentar su efecto.