¿En qué consiste la artritis reumatoide? ▲
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica de tipo autoinmune (formación de anticuerpos contra los propios tejidos) y causa desconocida que ataca principalmente a los tejidos sinoviales.
Dichos tejidos recubren el interior de las articulaciones, los tendones y otros órganos (pericardio, pleura). En las articulaciones dan lugar a artritis, con inflamación y dolor. Menos frecuentemente, cuando afecta a las cubiertas del corazón y los pulmones, puede producirse la inflamación de estos tejidos (pericarditis, pleuritis).
En las zonas afectadas, el tejido sinovial crece descontroladamente hacia el interior de la articulación, provoca la secreción de líquido en su interior (derrame articular), destruye el cartílago, erosiona el hueso y causa también daño a tendones y ligamentos.
¿A quienes afecta? ▲
La artritis reumatoide tiene una prevalencia global del 0.5-1% entre la población adulta. siendo dos o tres veces mayor en mujeres que en hombres. Aunque puede ocurrir a cualquier edad, no suele suceder antes de los 45 años en varones. La incidencia anual de la artritis reumatoide es de 4 casos por 100.000 mujeres y la mitad de esta cifra en varones.
Causas de la artritis reumatoide ▲
La causa de la artritis reumatoide es desconocida. Sin embargo, diversos factores influyen o se asocian con la aparición de la enfermedad:
Factores genéticos
La influencia de factores de tipo hereditario hace que la enfermedad sea muy común en determinadas comunidades y rara o muy rara en otras. En gemelos, la probabilidad de presentar la enfermedad en el gemelo no enfermo puede llegar al 20%, mientras que en los mellizos y el resto de hermanos la probabilidad de sufrirla es como mucho del 5%.
Factores medioambientales
Se ha asociado un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad con el consumo de tabaco y café, en especial, café descafeinado. La toma de anticonceptivos orales parece asociada a un menor riesgo de sufrir artritis reumatoide.
Entre los posibles desencadenante se piensa que algunos virus y bacterias podrían desencadenar la reacción inmunológica causante de la enfermedad.
Síntomas de la artritis reumatoide ▲
Al principio, la mayoría de los pacientes tienen síntomas de poca intensidad, como dolor, rigidez e inflamación de una o varias articulaciones, que se van acentuando progresivamente durante semanas o meses.
Algunos pacientes muestran además síntomas no articulares, como cansancio o fatigabilidad (escasa resistencia al esfuerzo), falta de apetito, pérdida de peso y algo de fiebre. Mas raramente, la enfermedad puede comenzar de forma brusca, con síntomas agudos de inflamación en las articulaciones afectadas.
Aunque esta artritis puede adoptar diversas formas de iniciarse, en el caso mas corriente, la artritis reumatoide comienza en las pequeñas articulaciones de las manos, propagándose mas adelante a las otras de mayor tamaño (muñecas, rodillas, codos, tobillos, caderas y hombros).
La rigidez por las mañanas o después de un periodo prolongado de reposo es un rasgo característico de esta enfermedad. Se alivia por el calentamiento y la actividad.
Cuando la enfermedad se ha desarrollado, el paciente puede presentar uno o mas de los síntomas siguientes:
1 Dolor e inflamación articular, con dificultad realizar movimientos, que afecta, al menos durante las primeras fases, a las manos, pies y rodillas.
La artritis reumatoide afecta a varias articulaciones al mismo tiempo, a ambos lados del cuerpo (simétrica). Con el tiempo, también puede afectar a otras articulaciones, como la mandíbula, los hombros y las caderas.
2 Rigidez articular, especialmente después de dormir o permanecer en reposo de forma prolongada.
3 Otros síntomas
- Aumento de la temperatura corporal,
- Fatigabilidad,
- Pequeños abultamientos bajo la piel, situados en la proximidad de las articulaciones (nódulos reumatoides),
- Disminución o pérdida del apetito.
Diagnóstico ▲
El médico pedirá información al paciente acerca de las molestias actuales y pasadas de su enfermedad, además de interesarse por la forma de comienzo y como han ido evolucionando los síntomas con el tiempo.
De acuerdo con los síntomas que presente, el medico puede solicitar análisis generales y específicos de esta enfermedad, proceder a un estudio radiológico de las articulaciones, estudiar el líquido articular o, incluso obtener una muestra del tejido sinovial para llevar a cabo una biopsia.
Una vez reunidos los datos disponibles, el médico establecerá el diagnóstico, basándose en :
- Síntomas de, al menos, un mes y medio de duración,
- Rigidez matutina o tras el reposo,
- Inflamación de al menos tres articulaciones,
- Abultamientos bajo la pìel (nódulos reumatoides),
- Positividad del análisis (factor reumatoide),
- Anomalías radiológicas y otros datos de exploratorios.
Tratamiento de la artritis reumatoide ▲
El objetivo del tratamiento es obtener la remisión de la enfermedad y frenar su avance, lo que es posible en uno de cada 3 o 4 pacientes si se interviene con prontitud y se administra el tratamiento con determinación y perseverancia.
Se utilizan tres tipos de medicamentos: Los antiinflamatorios no esteroideos, los derivados de la cortisona y los antirreumáticos modificadores de la enfermedad. En la mayor parte de los pacientes se utiliza una combinación de los tres tipos de medicinas.
Los antiinflamatorios no esteroideos no restauran el daño que produce la enfermedad sobre las articulaciones ni evitan su avance, pero pueden reducir la inflamación y las molestias.
Aunque muchos de estos fármacos se pueden adquirir sin receta, los pacientes deben respetar estrictamente los consejos de su médico acerca de estas medicinas para evitar la mayoría de complicaciones que podrían producir.
En algunos casos o fases de la evolución de la enfermedad, el paciente puede requerir derivados de la cortisona (corticoides), unos medicamentos muy activos para reducir la inflamación y deprimir la reacción inmunológica, lo que frena la progresión de la enfermedad, aunque a riesgo de los efectos indeseables de estos fármacos, que limitan considerablemente su uso.
Otros medicamentos usados ampliamente en el tratamiento de la enfermedad son los antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME), un grupo de medicamentos que pueden frenar o detener la reacción en el interior de la articulación dañada.
En este grupo de medicamentos se incluyen metotrexato, sulfasalazina, sales de oro, antipalúdicos, leflunomida, azatioprina, minociclina, anti-TNF (inhibidores del factor de necrosis tumoral) y otros inmunosupresores.
En cada caso, el médico valorará la conveniencia de usar uno u otro medicamento.
Otras medidas:
Al objeto de reducir la incapacidad que puede llegar a producir la progresividad de la enfermedad, es conveniente la práctica de ejercicio físico, para mantener en buen estado la musculatura de las zonas afectadas. Se suele recomendar practicar natación no competitiva, caminar o practicar ejercicios gimnásticos con bajo nivel de esfuerzo, siempre dentro de las limitaciones que impone la enfermedad.
La fisioterapia ayuda a reducir la rigidez y mejorar la movilidad del paciente.
Reducir la obesidad y el sobrepeso son medidas complementarias que disminuyen la sobrecarga de las articulaciones.
Última actualización de la página: 27 de octubre de 2010
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