¿Qué son las bebidas energéticas? ▲
El término bebida energética designa un producto en forma de líquido, que pretende contener una mezcla de ingredientes que tienen la propiedad de aumentar el nivel de energía y vivacidad del sujeto que lo consume[1].
Se trata de bebidas muy populares entre la población joven, de las que son consumidores asiduos el 54.60 % de los varones y el 26.15% de las mujeres[2]. En pocos años, se ha podido observar una reducción del consumo de bebidas carbónicas tradicionales, mientras que se ha multiplicado el de bebidas energéticas entre los adolescentes. Así, entre 2001 y 2008, las estimaciones de uso de bebidas energéticas entre adolescentes y adultos jóvenes pasó del 24% al 56%[3][4]. Aproximadamente, el 6% de varones adolescentes y adultos jóvenes consume diariamente bebidas energéticas[5].
Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos reveló que el 31.3% de los adultos consumió bebidas energéticas o bebidas deportivas durante los siete días previos a la encuesta, mientras que mas de 1 de cada 5 manifestaba consumir estas bebidas de forma regular al menos una vez por semana. La mitad de ellos las consumía un mínimo de tres veces en semana. El análisis estadístico permitió asociar el mayor consumo con el sexo (masculino), la edad (adultos jóvenes), el origen étnico (negros, hispanos), estado civil (solteros), nivel de ingresos familiares (altos), lugar de residencia (sur, oeste) y el estilo de vida (práctica deportiva, consumo de tabaco y satisfacción con sus actividades y relaciones sociales)[6].
Los mayores predictores de consumo de bebidas energéticas están relacionados con la edad y la asunción del modelo tradicional de masculinidad[7]. Prácticamente estos rasgos son superponibles a los de aquellos sujetos que tienden a consumir las bebidas energéticas junto con alcohol[8].
La combinación de bebidas energéticas con alcohol es actualmente un fenómeno normalizado y una característica integral y arraigada de la vida nocturna[9]. Por su parte, es mas frecuente el consumo de cannabis, cocaína y éxtasis entre aquellos que tienden a mezclar las bebidas energéticas con alcohol. En este colectivo de bebidas alcohólicas y energéticas, existe una mayor probabilidad de conductas sexuales de riesgo, incluyendo la práctica sexual sin adecuada protección, hacerlo bajo la influencia de drogas o después de haber bebido en exceso.
Las relaciones entre el consumo conjunto de alcohol y bebidas energéticas y el comportamiento sexual de riesgo son estrechas. Están bien documentadas las consecuencias negativas del consumo de ambos tipos de sustancias, que pueden abarcar desde ingestión excesiva de alcohol, dependencia alcohólica e infecciones de transmisión sexual[10].
Las bebidas energéticas contienen una proporción elevada y no reglamentada de cafeína, habiéndose publicado observaciones clínicas de consumo asociado con efectos adversos graves, especialmente en niños, adolescentes y adultos jóvenes, incluyendo convulsiones, diabetes, anomalías cardíacas, alteración del estado de ánimo y trastornos de conducta, especialmente en pacientes que reciben otros medicamentos. De los 5448 casos de sobredosis de cafeína reportados en los Estados Unidos durante 2007, el 46% ocurrieron en menores de 19 años. Varios países han debatido o restringido las ventas de bebidas energéticas y/o la publicidad sobre ellas[11].
Pese a su elevado grado de consumo, la mayoría de los estudiantes a los que se preguntó acerca de su composición o su riesgo potencial, no supieron indicarlo correctamente. Cuando se les mostró una lista de nombres comerciales que incluían bebidas energéticas y deportivas no pudieron diferenciar adecuadamente las unas de las otras[12].
Las razones aducidas para usar las bebidas energéticas incluyen la obtención de mas energía, mantenerse despierto, mejorar el rendimiento deportivo o su utilización junto con alcohol[12]. A este respecto, un estudio sobre estudiantes calcula que 1 de cada 3 consumidores de alcohol lo hacen en combinación con bebidas energéticas[13]. También se ha constatado un ascenso, calificado de dramático por los investigadores, del consumo combinado de alcohol y bebidas energéticas[14].
Composición ▲
las bebidas energéticas por lo general contienen cafeína, taurina, varias vitaminas, glucosa y extracto de plantas, como guaraná y ginseng[15]. Un envase típico de este tipo de bebidas contiene 235 ml de líquido con una cantidad de cafeína que oscila entre 40 y 250 mg, aunque también se señalan concentraciones de esta sustancia mayores(266-340 mg). Es decir, dosis que pueden mejorar la función cognitiva y, a una mayor concentración, también el rendimiento físico. Un trabajo de revisión muestra que no existen evidencias de que, aparte de la cafeína, existan otras sustancias que influyan sobre los consumidores[4][16][17][18].
Las bebidas que se venden como energéticas se han convertido en una forma popular de consumo de cafeína, destinado principalmente a la población masculina joven, con algunas marcas que contienen la cafeína equivalente a 1-3 tazas de café, incluyendo también otros ingredientes teóricamente dirigidos a aumentar la energía física y el estado de alerta mental, como por ejemplo, sustancias a base de hierbas, aminoácidos, azúcares y derivados de azúcar; Sin embargo, como se ha indicado, la cafeína es el principal ingrediente activo[5].
El principal componente del guaraná es la cafeína, conteniendo además pequeñas cantidades de teofilina y teobromina, habiéndose descartado la presencia de otras sustancias con algún efecto farmacológico. La toma excesiva de derivados de esta planta tiene los mismo efectos que la ingestión de cantidades equivalentes de cafeína de otra procedencia[19].
Otra característica de las bebidas energéticas es su acidez y su limitado contenido de flúor, que favorecen la erosión del esmalte dental en comparación con otros tipos de bebidas, como las llamadas bebidas deportivas[20].
La cafeína mejora el control de ejecución y la memoria de trabajo y reduce el tiempo de reacción simple y de elección. La taurina aumenta el tiempo de reacción de elección pero reduce el tiempo de reacción en las tareas de memoria de trabajo. Los investigadores consideran que muy probablemente la sustancia responsable de los cambios reportados en el rendimiento cognitivo tras la ingestión de bebidas energéticas es la cafeína, especialmente durante el periodo de abstinencia en los consumidores habituales de cafeína[21].
Falsas creencias sobre estas bebidas ▲
La mayor parte de los consumidores de estas bebidas creen que estas sustancias son una buena fuente de energía instantánea y desconocen su alto contenido en cafeína y los riesgos que entrañan para la salud[22].
La comercialización de estas bebidas se dirige a la población joven como una alternativa natural que aumenta la diversión y mejora el rendimiento físico y cognitivo, tales como la concentración, la atención y el estado de alerta. Existe la falsa pero extendida percepción de que el consumo de bebidas energéticas puede revertir el deterioro producido por el alcohol, incluyendo la descoordinación motora y el tiempo de reacción visual, que son cruciales para la seguridad en la conducción, lo que puede dar lugar a una falsa sensación de seguridad cuando cuando se ingieren ambas sustancias[23].
Otras falsas creencias incluyen el rendimiento físico y la pérdida de peso. Los estudios disponibles muestran de forma convincente que los efectos atribuibles a las bebidas energéticas se limitan a los efectos de la cafeína y la glucosa[4].
Asociación con alcohol ▲
La mezcla de alcohol y bebidas energéticas sigue una tendencia ascendente entre los jóvenes y se asocia muy frecuentemente a episodios de consumo abusivo de alcohol[24].
Tomar bebidas alcohólicas y energéticas a la vez es muy frecuente entre la población joven. Estos consumidores tienen una mayor probabilidad de ser bebedores de riesgo y asociar también otros comportamiento de riesgo (sexo sin protección, conducción de riesgo y mayor número de accidentes)[24][25][26][27]. Este comportamientos parece estar influenciado en exclusiva por las bebidas energéticas[1].
El 66% de los participantes en un estudio reportaron haber mezclado bebidas alcohólicas y energéticas deliberadamente y 1 de cada 5 refirió haberlo hecho también la semana anterior. Con relación a las sesiones en que no se ingirió alcohol, los participantes entrevistaron reconocieron haber consumido mayor cantidad de alcohol cuando se administraba junto con bebidas energéticas. Este estudio indica que la toma de bebidas alcohólicas y energéticas es relativamente frecuente y que esta mezcla estimula un mayor consumo de alcohol[28].
Marczinski y otros autores refieren que la combinación de bebidas alcohólicas y energéticas estimula y prolonga el deseo de beber en un grado mayor que el alcohol solo[14][29].
La ingestión de bebidas alcohólicas junto con energéticas proporciona un doble efecto. La estimulación producida por la bebidas energéticas suele ocultar los efectos sedantes del alcohol, al aumentar el estado de alerta, aunque puede asociarse con los efectos fisiológicos negativos de la sobreestimulación[30].
La cafeína atenúa el efecto sedante de la intoxicación alcohólica, aunque no modifica las alteraciones de la capacidad motora ni los efectos cognitivos del alcohol[31].
Aquellos sujetos que manifiestan consumir mayor cantidad de bebidas energéticas también consumen mayor cantidad de alcohol y son también mas propensos a mezclar bebidas alcohólicas y energéticas y experimentan con mayor frecuencia episodios de ingestíón excesiva de alcohol[32].
La toma de bebidas alcohólicas y energéticas no modifica las alteraciones producidas por el alcohol, aunque si distorsiona como lo percibe el sujeto, con una reducción de la percepción de fatiga mental, aumentando la creencia de sentirse estimulado, en comparación con la ingestión exclusiva de alcohol, lo que crea un escenario de alto riesgo para el bebedor, que puede creer que se encuentra con mayor capacidad de la que realmente tiene para llevar a cabo distintas tareas, incluyendo la creencia de que es capaz de dejar de beber cuando así lo decida[33][34][35]. La combinación de bebidas alcohólicas y energéticas puede enmascarar los signos de intoxicación alcohólica, lo que da lugar a una mayor ingestión de alcohol, deshidratación, prolongación de la resaca e intoxicación etílica, además de las alteraciones provocadas por un comportamiento inadecuado (violencia, accidentes, etc)[36].
105 estudiantes (23%) de un grupo sometido a estudio reportó haber consumido bebidas alcohólicas y energéticas durante los 30 días anteriores. Este subgrupo de bebedores de bebidas alcohólicas y energéticas fueron mas proclives a ser bebedores excesivos que aquellos que no consumían a la vez bebidas energéticas[37].
La investigación directa en los puntos de consumo, como bares y locales nocturnos, indican que la ingestión de cafeína mientras se consume alcohol se asocia con un mayor grado de intoxicación, que se eleva en aquellos casos en que la bebida contiene edulcorantes artificiales, ya que la sacarosa enlentece el vaciamiento del alcohol a través del estómago[38].
La práctica de consumir grandes cantidades de bebidas energéticas con alcohol es considerado por muchos adolescentes y estudiantes uno de los escenarios principales para relacionarse y conocer gente. Este patrón de consumo explica el mayor riesgo de intoxicación por cafeína y alcohol en los jóvenes[18].
Los datos disponibles sugieren que los jóvenes que consumen bebidas alcohólicas y energéticas tienen unas tasas mucho mas elevadas de consecuencias negativas derivadas del consumo de alcohol que aquellos que consumen exclusivamente esta sustancia[39].
Efectos sobre el rendimiento ▲
Rendimiento físico
Los estudios disponibles sobre la influencia de las bebidas energéticas sobre el rendimiento físico son controvertidos, pese a que los resultados de una encuesta (n=397) muestran que el 85,9% de los entrevistados refieren tomar bebidas energéticas y otras sustancias para mejorar su rendimiento atlético[40/63].
Un estudio sobre la cinta de correr no mostró diferencias significativas de las bebidas energéticas y otras sustancias con cafeína frente al placebo[23]. Tampoco parece influir sobre el rendimiento en el sprint o la potencia anaerobia de jugadores de futbol[41].
Por el contrario, los datos de otro estudio revelaron efectos positivos de las bebidas energéticas sobre la percepción del esfuerzo, del dolor muscular en las piernas y de la disponibilidad para llevar a cabo esfuerzos durante ejercicios submáximos sobre la bicicleta[42]. Abundando en lo mismo, la ingestión de 3 mg/kg de cafeína en forma de bebidas energéticas aumentó el rendimiento de las jugadoras de rugby[43], mientras que la misma dosis aumentó la capacidad para realizar sprints repetidos y aumentar la distancia recorrida durante un partido simulado. También se observó un aumento de la longitud de los saltos[44].
Los resultados de otro estudio parecen indicar que 255 ml de una conocida bebida energética, conteniendo 1.3 mg/kg de cafeina y 1 gramo de taurina no altera el rendimiento en el ejercicio de sprint repetido en comparación con placebo en atletas de sexo femenino[45].
Función cognitiva y otras tareas
Un estudio parece indicar que las bebidas energéticas pueden mejorar significativa pero transitoriamente (hasta seis horas) algunos aspectos relevantes de la función cognitiva [46][47]. Sin embargo otros investigadores concluyen que no se aprecian diferencias significativas que puedan atribuirse a los efectos de las bebidas energéticas. Llaman de paso la atención sobre los riesgos potenciales de estas bebidas para la salud, recomendando que los mas jóvenes se abstengan de su consumo[48].
El efecto del tratamiento con cafeína sola parece ejercer un efecto positivo sobre el rendimiento para determinadas tareas. La administración conjunta de taurina tiende a reducir en parte el efecto facilitador de la cafeína[49].
Un estudio reveló una mejora del rendimiento de la memoria después de la ingestión de una bebida conteniendo glucosa y cafeína en comparación con el placebo[50].
La ingestión de cafeína y alcohol no parece mejorar la conducción de vehículos o el mantenimiento de la atención o el tiempo de reacción en comparación con el alcohol sólo[51].
Efectos secundarios ▲
Los efectos adversos de las bebidas energéticas pueden estar en relación con la toxicidad de los ingredientes o con situaciones específicas en las que estas se ingieren en combinación con otras sustancias, particularmente, el alcohol. Aunque se ha citado en la literatura científica la encefalopatía provocada por la taurina, probablemente el riesgo de este efecto adverso es bajo, aunque son necesarios estudios a largo plazo para evaluar el posible riesgo de esta sustancia se se toma de forma sostenida y en gran cantidad[18].
Los altos niveles de cafeína de las bebidas energéticas pueden dar lugar a recaidas de pacientes psicóticos, como depresión, manía, trastorno bipolar o esquizofrenia. Se han publicado tres casos de recaida de trastorno bipolar, cuyos autores relacionan con el consumo excesivo de bebidas de este tipo[52].
Entre los casos esporádicos publicados sobre los efectos nocivos de las bebidas energéticas y similares se incluyen:
- Un caso de dependencia de cafeína en una paciente con depresión recurrente[53].
- Un caso de accidente vascular cerebral asociado a convulsiones despues de la toma de una bebida energética junto con alcohol[54].
- Un caso en un joven que presentó hipertensión arterial y palpitaciones consecutivas a la toma de bebidas energéticas. El paciente había estado tomando dicha bebida de forma regular mientras estudiaba[22].
- Es sabido que la cafeína induce o agrava algunos trastornos psiquiátricos. Se ha publicado un caso de pensamiento y conducta suicidas tras la ingestión de un exceso de cafeína en forma de bebidas energéticas[55].
- Un varón de 20 años presentó convulsiones generalizadas después de consumir bebidas energéticas[56]. Se han publicado otros casos similares[57].
- Varios estudios recientes indican que las bebidas energéticas pueden aumentar el riesgo de convulsiones, trastornos del equilibrio ácido-base y anomalías cardiovasculares. Se ha publicado un caso de convulsiones generalizadas y acidosis metabólica en un varón de 28 años que había ingerido varias latas de una bebida energética. Los autores creen que la causa de estas manifestaciones corresponden a una intoxicación por cafeína[58].
- Un varón de 28 años fue ingresado de urgencia por presentar taquicardia ventricular después de haber ingerido tres envases de una bebida energética cinco horas antes de acudir a un partido de baloncesto, presentando antes del inicio náuseas y palpitaciones, seguidos, media hora después de pérdida de conciencia. El paciente se recuperó tras practicarle una cardioversión pero falleció al tercer día[15}.
- Un paciente de 19 años, con antecedentes de reflujo gastroesofágico, acudió al hospital por presentar dolor torácico agudo asociado a signos electrocardiográficos de infarto agudo de miocardio. Los estudios complementarios (ecocardiografía y angiografía coronaria) fueron normales, por lo que los médicos atribuyeron los síntomas de insuficiencia coronaria a la ingestión de grandes cantidades de una conocida bebida energética[39].
Se investigaron las bases de datos de literatura médica PubMed y Embase en busca de casos publicados en revistas médicas de prestigio durante el periodo comprendido entre 1/1/1980 y 1/1/2013 en busca de casos de eventos cardiovasculares asociados al consumo de bebidas energéticas. Se identificaron cinco arritmias auriculares, cinco arritmias ventriculares, otras tantas anomalías del ECG y dos paradas cardiorrespiratorias. De estos 17 casos, de los que 15 tenían menos de 30 años, sólo uno tenía antecedentes de enfermedad cardiovascular leve, no hallándose ninguna predisposición previa a sufrir cardiopatías. De los once casos mas severos, cinco refirieron un alto consumo de bebidas energéticas, cuatro tomaron la bebidas energéticas junto con alcohol y dos presentaban anomalías de la conducción intracardiaca[59].
De los 2.3 millones de llamadas al NPDS (National Poison Data System) efectuadas desde octubre de 2010 hasta final de septiembre de 2011, 4854 (0.2%) estaban relacionadas con bebidas energéticas. Casi la mitad delos casos con ingredientes conocidos correspondían a menores de 6 años. La incidencia de efectos adversos moderados o graves fue del 15.2% con bebidas no alcohólicas y 39.3% si se trataba de bebidas con alcohol. Los efectos adversos graves incluyeron 3 casos de convulsiones, dos arritmias cardiacas no ventriculares, una arritmia ventricular y un caso de taquipnea. De los 182 casos producidos por bebidas con cafeína y alcohol, el 68.2% se produjo en menores de 20 años[60].
Se han publicado tres casos de tres pacientes con disección aórtica asociado al consumo de cantidades notables de bebidas energéticas. Los tres pacientes precisaron cirugía cardiovascular de urgencia. Los autores de la comunicación subrayan que la toma incontrolada de estas bebidas pueden provocar accidentes cardiovasculares potencialmente mortales, especialmente en pacientes con enfermedades cardiacas previas[61].
Para algunos expertos, la toma regular de bebidas energéticas puede dar lugar a adicciones y otros riesgos para la salud, incluyendo diabetes[62].
En encuestas llevadas a cabo con consumidores de bebidas energéticas, uno de cada tres entrevistados manifestó haber sufrido efectos secundarios[63][64]. En la mayoría de los casos fueron de carácter leve, aunque en otros revistieron gravedad. Los sujetos que experimentaron estos afectos adversos reportaron sentirse temblorosos o nerviosos, tuvieron insomnio, palpitaciones, molestias gastrointestinales, dolor de cabeza, dolor en el pecho o convulsiones (6 casos). Muchos informaron la ingestión simultánea de sustancias ilícitas, como cocaína o metanfetamina[63].
Uno de los principales efectos cardiovasculares de la cafeína es el aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial diastólica[64]. En un estudio piloto, la toma única diaria de una bebida energética incrementa la presión arterial media diurna y a lo largo de las 24 horas en comparación con los controles[65].
Según los estudios llevados a cabo, el número de bebidas energéticas consumidas en una típica sesión recreativa oscila entre 1 y 80 envases (media: 5 unidades). La mayor parte de sujetos que refieren el uso recreativo de bebidas energéticas manifiestan haber sufrido efectos adversos (87%). Los síntomas mas comunes incluyen palpitaciones , agitación, temblor, y malestar gastrointestinal. Veintiun sujetos presentaron signos graves de intoxicación (neurológicos, cardiacos), incluyendo alucinaciones, convulsiones, arritmias o isquemia coronaria. Al menos 128 sujetos precisaron hospitalización[66].
En general, las bebidas energéticas tienen una alta acidez y un alto potencial erosivo sobre el esmalte[62][67].
Interacciones ▲
Algunas marcas de bebidas energéticas contienen extracto de ginseng, que puede provocar interacciones farmacológicas con determinados medicamentos. Se ha descrito un caso de toxicidad hepática en un paciente de 26 años que recibía imatinib por una leucemia mieloide crónica. Tres meses antes del problema del hígado, el paciente empezó a tomar bebidas energéticas conteniendo Panax ginseng[68].
Conclusiones ▲
Un riesgo que amenaza a los adolescentes es precisamente el elevado y creciente consumo de bebidas energéticas y los riesgos que esto representa para su salud. Como muestra de lo dicho, además de los efectos adversos ya referidos, se han reportado temblores, nerviosismo, mareos, incapacidad para concentrarse, dificultad para centrarse en un asunto, trastornos gastrointestinales e insomnio[69].
Las bebidas energéticas y deportivas se venden a niños y adolescentes para una amplia variedad de usos inapropiados. Ambos tipos de bebidas son diferentes y en ningún caso intercambiables, lo que es ignorado por muchos de sus jóvenes consumidores. Los estudios mas rigurosos de la literatura científica no encuentran un lugar para las bebidas energéticas en la dieta de niños y adolescentes[70].
No se dispone de estudios acerca del consumo a largo plazo de bebidas energéticas, por lo que debe actuarse con precauciones cunado se consuman este tipo de bebidas hasta que pueda determinarse con seguridad los riesgos y posibles beneficios a largo plazo de su consumo[71].
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